Uno de los principales problemas ocultos de las mujeres adictas es el consumo de alcohol y otras drogas. No se le presta mucha atención, pero cada vez más causa grandes problemas en ellas y su entorno familiar. Suelen llegar a las terapias o centro especialistas solas o acompañadas de otra mujer, mientras que los hombres, llegan acompañados de sus parejas o de sus madres. Ellos consumen de forma social en los bares o con amigos por lo general, las mujeres suelen hacerlo a solas en casa.
En España hay un desfase entre mujeres que son adictas y las que acuden a terapia, y los motivos son debido a diferentes causas. El 15% de quienes acuden a tratamientos para superar las adicciones en España son mujeres. Según la última encuesta sobre alcohol y otras drogas en España (EDADES), el consumo de alcohol es prácticamente el mismo entre hombres y mujeres y estas últimas liderando ellas el uso de hipnosedantes y analgésicos opioides. Las mujeres por lo general tienes mas problemas a la hora de ponerse en tratamiento que los hombres, llegan más tarde, en peores condiciones y con menos apoyo de su entorno.
Hay una serie de factores específicos en la mujer que son desconocidos para la mayoría de las personas:
Tradicionalmente, se ha asociado el consumo de drogas a los hombres, y así lo demuestran los estudios epidemiológicos clásicos. Sin embargo, en los últimos años estamos asistiendo a un cambio en los patrones de consumo de sustancias entre mujeres, sobre todo entre las adolescentes y las adultas jóvenes.
Varios estudios demuestran que desde hace más de 10 años el consumo de psicofármacos, tabaco, cannabis y otras drogas no deja de crecer entre las mujeres. El consumo de alcohol también está en auge entre las adolescentes de entre 15 y 20 años.
Este aumento en las mujeres puede deberse a que, en los últimos años, ha habido una mayor aceptación social hacia el consumo de alcohol, tabaco y otras drogas por parte de las mujeres.
Una de cada cuatro personas que abusan de las drogas es mujer. A pesar de que son bastante menos numerosas que los hombres, su tratamiento es más complejo debido a que la dependencia en las mujeres adictas es más grave por factores biológicos como la tasa de metabolización o el peso. Por otro Por otro, las mujeres que padecen esta enfermedad se enfrentan a un estigma social demasiado grande, que puede frenar su motivación al tratamiento.
La adicción a las drogas es un grave problema de salud, crónico y recidivante, tanto para hombres como para mujeres. Sin embargo, como hemos visto al inicio del artículo, las consecuencias para las mujeres pueden ser más graves y requerir intervenciones distintas a las de los varones.
Por ejemplo, es menos probable que las mujeres con un problema de adicción tengan estudios o trabajo. Sin embargo, es habitual que entre estas mujeres haya historia de abusos o problemas de salud mental y física. Las mujeres con antecedentes de abuso sexual presentan tasas inferiores de retención en los tratamientos, incluso en aquellos tratamientos que proveen el cuidado de los niños.
La estigmatización de las mujeres adictas aumenta el aislamiento social que sufren y favorece los intentos de ocultar el problema, que llevan a la persona a no pedir ayuda ni ingresar en un tratamiento.
Un factor importante para considerar en el tratamiento de las mujeres adictas es tener un apoyo continuo en el seguimiento para prevenir recaídas.
Se han señalado mayores índices de fracaso terapéutico en la mujer, en parte porque estas acuden frecuentemente solas a tratamiento, bien porque la familia desconoce la situación, bien porque no presta apoyo o, bien porque creen poder afrontar el tratamiento ellas solas. Lo que se produce es un abandono más temprano del tratamiento.
También hay que tener en cuenta el factor generacional en esta relación. Así, en las mujeres adultas el consumo es percibido como un comportamiento reprobable mientras que, en las generaciones de mujeres adolescentes y jóvenes, se ve con mayor normalidad el hecho de que se compartan determinados comportamientos con los varones.
En conclusión, es necesario superar determinadas ideas y creencias sociales que estigmatizan visiblemente más a las mujeres que a los hombres, cuando evidentemente esto no es un problema de géneros, si no un problema, que como en muchos otros sucede, está más atacado en mujeres que en hombres.
Por todo esto se hace imprescindible tener en consideración el género del cliente que ingresa en tratamiento. Las dificultades a las que se enfrenta una mujer que pide ayuda por un problema de adicción son muy numerosas y los profesionales debemos intentar facilitar este proceso.
El instituto de la Mujer recomienda que en los centros especializados se potencien los grupos de trabajo exclusivamente de mujeres para tratar las adicciones.
Ana Ces
Coordinadora de Programas de Fundació Fòrum