El ingreso de una persona en un centro de desintoxicación para tratar su adicción suele ser un hecho alegre por el inicio del camino de curación. Pero también de incertidumbre, ya que quienes integran la familia del adicto no siempre comprenden el distanciamiento físico que implica el internamiento, que puede durar de tres meses a un año, o más, según el caso.
En las primeras semanas de tratamiento, por lo general, no se permiten las visitas al centro. Esto también puede variar en función del caso de adicción del que se trate y la lejanía a la que se encuentre el centro del lugar de residencia de la familia. Aunque siempre se recomienda que no esté en la misma ciudad. La razón principal de esto es que al paciente en recuperación le sea más difícil si en algún momento quiere abandonar el tratamiento.
Igual que los hay sobre la muerte, sobre el suicidio, sobre las emociones ¿por qué no hacer un cuento explicándole a un niño la adicción que sufre su padre o su madre; el porqué de que su padre actúe así y el porqué de que su padre tenga que marchar para tratarse?
Es un cuento de la autora catalana Aurora Marín, que narra la historia de una persona que lucha contra una adicción y su proceso de recuperación. A través de la historia, Marín ofrece una perspectiva única y conmovedora sobre el impacto que las adicciones pueden tener en la vida de una persona y en su entorno.
Aunque el libro relata las vivencias de un niño con un padre alcohólico, el libro fácilmente se puede extrapolar a cualquier tipo de adicción, incluso somática, como la ludopatía.
El cuento es una exploración profunda de los sentimientos y emociones que pueden acompañar la lucha contra las adicciones, incluyendo la culpa, el miedo y la vergüenza. A pesar de esto, la historia también ofrece una perspectiva esperanzadora y optimista sobre el proceso de recuperación y la posibilidad de superar la adicción.
Cada vez son más los psicólogos que recomiendan ser lo más naturales y sinceros posibles al momento de hablar con menores sobre las adicciones que someten a sus familiares. También sugieren evitar frases como “me trataré por mis hijos/as”. Con estos mensajes, los y las menores generan un sentimiento de culpa al pensar que son responsables de la curación de su padre o madre, es decir, el motivo por el cual deciden tratarse.
Por el contrario, sí es importante que la persona en recuperación y sus allegados destaquen la importancia en el proceso terapéutico; el esfuerzo, el seguimiento de las pautas terapéuticas y la determinación de recuperarse.
Hay que tener en claro que las adicciones aún se ven como un vicio antes que como una enfermedad, que es lo que realmente son.
Con frecuencia se intenta ocultar información a los niños, muchos especialistas no son partidarios de esto. Se cree que es peor la frustración de ver que se les ha engañado, en lugar de digerir la propia realidad, aunque sea simplificada a su nivel.
Hay muchas formas de comunicar. Uno puede estar diciendo la cosa más horrorosa, pero en la forma de contarlo se puede hacer que ese niño o niña lo perciba de una manera u otra. En un tema tan complicado como el de las adicciones, consiguió hacerlo ameno, con ilustraciones y lenguaje amigables, a pesar de la dureza de lo que se está contando; al final del cuento los niños y niñas se quedan con un final feliz: que es posible salir, el papá se cura.
Nuestro objetivo es brindar a cada paciente un lugar seguro en el que pueda desarrollarse como persona y recuperar las riendas de su vida. Si tienes problemas con las drogas no dudes en consultarnos, podemos ayudarte a salir adelante.