Es difícil de creer, pero si, el hambre es una realidad cotidiana para 795 millones de personas en todo el mundo. El hambre y la malnutrición tienen efectos devastadores en las familias y las comunidades, lo que hace que las personas sean más susceptibles a las enfermedades, y por lo tanto causa deficiencias físicas debido a la falta de nutrientes y el retraso en el desarrollo de las habilidades. Gambia, continua con un alto índice de mortalidad infantil por enfermedades evitables y/o tratables. Pero en el árbol de problemas, esta situación es una consecuencia por la falta de la prevención sanitaria entre otros.
Creemos en la autosuficiencia, para que las comunidades preserven su identidad cultural y la integridad de recursos.
Para conseguir nuestro reto, necesitamos involucrar a la sociedad española y gambiana, porque juntos, llegamos más lejos.
Invertir es mejor que dar. Hay 1.000 millones de razones para invertir en la sanidad, en la educación y en la equidad.
En primer lugar, centramos nuestra atención a los primeros cinco años de la vida de un niño ya que son los más importantes para un desarrollo saludable. La salud infantil es el pilar fundamental en nuestros proyectos. En segundo lugar, la prevención. ¿Cómo? Con educación. Es la mejor inversión para que la comunidad pueda crecer creando una sociedad más sabia, y con más conocimiento para un crecimiento estable. Crear una combinación de conocimientos, prácticas y recursos para evitar comportamientos peligrosos en materia de higiene.